Carcinoma epidermoide

El carcinoma epidermoide cutáneo (CEC), también conocido como carcinoma de células escamosas, es un tipo de cáncer de piel que se origina en los queratinocitos, las células planas y delgadas que conforman la epidermis. Aunque es menos común que el carcinoma basocelular, es más agresivo que este último, pudiendo extenderse a los ganglios linfáticos y, posteriormente, diseminarse dando metástasis, por lo que es sumamente importante reconocerlo y tratarlo en sus etapas iniciales. Aquí encontrarás información precisa sobre este tipo de cáncer de piel para que puedas tomar la mejor decisión posible para tu salud.

¿Qué es el Carcinoma Epidermoide?

El CEC se forma a partir de las células escamosas o queratinocitos, que constituyen la mayoría de las células en la epidermis. Por lo general, se desarrolla en áreas expuestas al sol como la cara, el cuero cabelludo, las orejas o el dorso de las manos, pero también puede surgir en mucosas (especialmente la del labio inferior) y, más raramente, en zonas no expuestas a la radiación ultravioleta. La causa principal es la exposición solar prolongada, aunque también influyen otros factores como las radiaciones ionizantes (Rayos X, etc.), el estado de inmunodepresión (es mucho más frecuente en trasplantados), la genética, etc. 

Síntomas del Carcinoma Epidermoide

Los signos y síntomas del CEC pueden incluir:

  • Lesiones elevadas y escamosas: pueden parecer “granitos” rojos y escamosos que crecen hasta formar nódulos carnosos con superficies rugosas. En ocasiones puede llegar a formarse un cuerno cutáneo, que no es otra cosa que una formación de queratina surgida a raíz de una proliferación anómala de queratinocitos. 
  • Úlceras o heridas que no cicatrizan: si una lesión persiste y no muestra signos de curación, es importante buscar atención médica dado que podría tratarse de un carcinoma epidermoide.
  • Engrosamiento de la piel: algunas lesiones pueden provocar una sensación de piel más gruesa o endurecida.

Además, es típico que los carcinomas epidermoides aparezcan sobre piel intensamente fotodañada con múltiples queratosis actínicas, que son las lesiones precancerosas que dan lugar a este tipo de cáncer de piel. Puedes encontrar más información acerca de ellas en su correspondiente apartado. 

Diagnóstico y Evaluación

Si sospechas que puedes tener un carcinoma epidermoide, es crucial consultar a un dermatólogo. El diagnóstico puede implicar:

  • Examen físico: consiste en la observación y palpación la lesión para evaluar su tamaño, forma y características.
  • Dermatoscopia: consiste en observar la lesión mediante un dermatoscopio, que no solamente aumenta la imagen a modo de “lupa”, sino que gracias a la luz polarizada permite ver estructuras por debajo de la epidermis. Esto ayuda enormemente al diagnóstico a los dermatólogos bien entrenados en dermatoscopia.  
  • Examen histológico: en algunos casos, será necesario analizar el tipo de células de la lesión para confirmar el diagnóstico. Esto puede realizarse mediante una biopsia de piel (tomar una pequeña muestra de tejido para su análisis en laboratorio) o mediante técnicas más avanzadas como la microscopía confocal, que permite analizar el tipo de células sin necesidad de cortar la piel. Puedes encontrar más información acerca de esta tecnología en el apartado de diagnóstico.

Tratamientos para el Carcinoma Epidermoide

El tratamiento del carcinoma epidermoide dependerá de varios factores, incluyendo el tamaño, la localización y el estadio o etapa del cáncer. Algunas de las opciones más comunes son las siguientes:

  • Cirugía: la extirpación quirúrgica del CEC es el método más común de tratamiento y suele tener una elevada efectividad. En ocasiones puede optarse por la Cirugía de Mohs, o extirpación controlada al microscopio, lo que permite asegurar la curación extirpando la mínima cantidad de piel posible, favoreciendo así el resultado estético. El Dr. de Perosanz es experto en este tipo de cirugía. Puedes encontrar más información acerca de ella en su correspondiente apartado
  • Terapias tópicas: en ocasiones, especialmente si se trata de un carcinoma epidermoide “in situ” (también llamado enfermedad de Bowen) puede evitarse la cirugía e instaurar tratamientos con sustancias tópicas como imiquimod, 5-fluorouracilo, crioterapia o terapia fotodinámica. Puedes encontrar más información en el apartado de tratamientos
  • Tratamientos para el CEC avanzado: cuando el CEC es demasiado grande como para intervenirse o ya ha alcanzado los ganglios u otros órganos, el tratamiento no puede ser únicamente quirúrgico. En estos casos suele ser necesario completarlo con radioterapia o incluso con fármacos avanzados denominados inmunoterapia, que han supuesto toda una revolución terapéutica en el cáncer, al activar el sistema inmune del propio individuo para que sean las propias células defensivas las que acaben con el tumor. En el caso del CEC, la inmunoterapia que ha demostardo ser más efectiva hasta ahora es son los inhibidores del PD-1, especialmente el Cemiplimab. Puedes encontrar más información acerca de esta y otras terapias avanzadas frente al cáncer de piel en el apartado de tratamientos.

Prevención y Cuidado Post-Tratamiento

Para prevenir futuras lesiones, es esencial adoptar una serie de hábitos de protección frente a la radiación ultravioleta, como usar protector solar, ropa protectora y evitar la exposición prolongada al sol durante las horas pico. Asimismo, será fundamental realizar un seguimiento regular con un dermatólogo para monitorizar la piel y detectar posibles recurrencias.

Si has notado alguna lesión sospechosa en tu piel, no dudes en solicitar cita cuanto antes. El diagnóstico precoz es clave para mejorar el pronóstico de cualquier tipo de cáncer de piel. 

Fotografía de carcinoma epidermoide